¿Deriva o esperanza en la gestión sanitaria? Una reflexión personal.
Estas palabras van dirigidas a las PERSONAS que formamos parte de este curso de gestión y en cuyas “manos” se encontrará cierta responsabilidad en la próxima y más cercana gestión de nuestro sistema de salud. Voy a exponer ideas suscitadas por este último módulo de bioética y algunas tendencias en gestión que vienen marcando las directrices desde las organizaciones sanitarias españolas, salpicado de una humilde reflexión personal fruto en parte de estos meses de curso tan enriquecedores. Todo ello, desde un marco de esperanzas y derivas, pues como dicen Vetusta Morla y considerándome una persona de naturaleza optimista, hay esperanza en la deriva.
En ocasiones puede parecer que
nuestro sistema de salud vaya a la deriva, pero en toda deriva hay siempre una
esperanza de llegar a buen puerto, que dependerá en gran medida de donde queramos enfocar nuestra atención e
intención.
Y hablando de derivas
Nos encontramos con el clientelismo político (comentado en diversas ocasiones y por
diferentes docentes de la Escuela durante el presente curso), la posible existencia
de intereses en que esto no funcione
(como opinión personal de una de las ponentes de este último módulo de bioética
y que intencionadamente cito anónimamente), la falta en ocasiones de unos protocolos de comunicación eficaces
entre la dirección del hospital y los profesionales (como exponía Félix Igea en
su ponencia del citado módulo denominándolo “fisuras” y como bien expone
nuestro compañero José Miguel P. V.), la falta de recursos económicos y la
consecuente reducción presupuestaria
continuada, una política de incentivos
que en ocasiones puede llevar a la perversión de los datos (expuesto por
ponentes y asistentes del citado módulo y que perfectamente describe nuestro
también compañero Víctor O. J. ), la influencia política en la designación de algunos puestos
que en ocasiones deriva en
jefes/gestores que no llegan a obtener los mejores resultados de sus equipos.
Todas ellas, son variables y
condicionantes que a su vez describen la situación actual en nuestro
sistema de salud y que vienen a actuar en los diferentes niveles de la gestión sanitaria.
Hablando de esperanza,
En el módulo de dirección de profesionales,
allá por el mes de enero, nos hacían conocedores de las líneas estratégicas a
seguir por el SAS para profesionalizar
la gestión sanitaria, (la docente de la Escuela Pilar Navarro, nos exponía
el proyecto de crear un assessment center
para la futura contratación de los directivos del SAS).
En el último módulo de ciudadanía
y ética, la conocida por todos nosotros Dolores Alguacil, desde mi punto de
vista, nos transmitía de una manera sincera la apuesta enérgica que se está
realizando desde la dirección para
establecer unas directrices de profesionalización en la gestión sanitaria.
Donde con valentía expuso las “derivas” que presenta actualmente la asistencia
sanitaria pero también las estrategias de afrontamiento y de mejoras a seguir,
lo que personalmente creo que a más de uno de nosotros nos hizo llegar un aire
de esperanza.
Vemos también esperanza cuando
leemos post como el de nuestro otro compañero José
Vela, donde escribe reconociendo la labor de acompañamiento, facilitadora y
desarrolladora de personas del que fuera uno de sus jefes.
Según palabras de Joaquín
Estévez, presidente de SEDISA (Sociedad Española de Directivos de la
Salud) “el reto es conseguir la profesionalización de la gestión
sanitaria…” “Para ello, cada comunidad autónoma debe desarrollar un sistema de
profesionalización de los directivos de la salud desde un punto de vista
estratégico, real y adaptado a la idiosincrasia de su actualidad sanitaria,
pero siempre desde la despolitización de los nombramientos y ceses y enfocado
al que debe ser el objetivo real: la obtención de una gestión sanitaria de
calidad, que aporte excelencia a los ciudadanos y sostenibilidad al sistema”.
En el ámbito autonómico se están
impulsando iniciativas en este sentido, algunos ejemplos son el Anteproyecto de
Ley de Sostenibilidad del Sistema Sanitario Público Andaluz (SSPA).
Pero donde más evidente se hace la esperanza es en este curso de
gestión y en las personas que lo componen, al leeros, escucharos y conoceros
personalmente, veo PERSONAS comprometidas, con sentido común, valentía e ilusión por su trabajo y con una orientación alienada hacia una profesionalización real
de nuestra vocación. (Otra historia será lo que realmente después nos “dejen
hacer”, pero eso será un nuevo capítulo a contar y que seguramente se hará
llegado el momento.)
Por todo lo anterior, parece ser
que se está apostando cada vez con más firmeza por una profesionalización de la
gestión sanitaria, lo que hace pensar que
ciertamente hay esperanza en la deriva.
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