¿Y POR QUÉ NO PUEDO ACABAR CON MI VIDA, SI ES MÍA?
Eutanasia, del griego “eu” y “thanatos”, significa
“buena muerte”. La Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la eutanasia
activa indica lo siguiente: las definiciones de la eutanasia no son exactas y
pueden variar de una persona a otra, pero tienen varios elementos en común. La
mayoría de los comentaristas restringe su descripción a la eutanasia directa o
“activa”, la cual puede dividirse en tres categorías:
1. El
homicidio intencional de aquellos que han expresado, de manera libre y con
competencia plena, el deseo de ser ayudados a morir;
2.
El
suicidio asistido profesionalmente; y
3.
La
muerte intencional de los recién nacidos con anomalías congénitas que pueden o
no ser una amenaza para la vida.
La muerte sigue siendo un tabú y no hablamos de
ella. Morir bien seguramente es el deseo más universal. Los avances han
permitido y aumentado los casos de patologías crónicas de larga evolución sin
esperanza de curación; asociados en un gran número de casos a sufrimiento y
pérdida de calidad de vida. La visión de un largo y penoso deterioro, invita a
muchos ciudadanos a decidir cuándo y cómo morir.
En términos de legislación, existe la eutanasia
directa, que consiste en provocar la muerte del paciente mediante inyección de
fármacos que le aseguran una muerte dulce y la ayuda al suicidio, en la que se
le facilitan los medios para que él mismo ponga fin a su vida. Ni la limitación
del esfuerzo terapéutico ni la sedación terminal son formas de eutanasia; ambos
son procedimientos habituales en la atención médica del final de la vida. La
Ley de Autonomía del Paciente de 2002 garantiza que el enfermo pueda rechazar
los tratamientos y soportes vitales que le mantienen con vida.
Actualmente, la eutanasia o suicidio asistido está
regulado en Bélgica (2002), Holanda (2002), Luxemburgo (2008), Colombia (2015),
los Estados norteamericanos de Oregón (1997), Washington (2008), Montana
(2008), Vermont (2013) y California (2015). En Suiza no está regulado, pero su
Código Penal no contempla castigo para quienes ayuden a otro a morir, siempre
que sea por razones altruistas. Tanto Holanda como Bélgica permiten la
eutanasia en menores.
En España, el grupo parlamentario Unidos Podemos presentó una proposiciónde ley en el Congreso, pero la propuesta no fue tomada en consideración. La
regulación de la eutanasia para enfermos incurables en España tiene un amplio
apoyo ciudadano. Según la Encuesta realizada por Ipsos Mori para The Economist
en 15 países europeos, España figuraba en cuarto lugar con mayor apoyo social
para la eutanasia; confirmado posteriormente en 2017 por la encuesta realizada
por Metroscopia.
La pregunta a responder es
si se garantizaran a todos los enfermos unos buenos cuidados paliativos, sería
o no necesaria la eutanasia. No obstante, existen comunidades donde garantizar
cuidados paliativos a todos los enfermos terminales sigue siendo una asignatura
pendiente. España actualmente es un país de mal morir.
Se ha discutido en el
Congreso un proyecto de ley de muerte digna, donde se establecen los cuidados
que debe tener el enfermo y los límites de la intervención médica. Pero regular
la muerte digna no tiene nada que ver con regular la eutanasia, para esto
habría que modificar nuestro Código Penal.
Efectivamente Aurora, llevamos muchos años, en España, hablando y escuchando propuestas y proyectos para una muerte digna, pero en la práctica no se hace nada.
ResponderEliminarEn los hospitales, asistimos a una mayor demanda de pacientes que terminan falleciendo en el centro, cuando bien lo podrían haber hecho en sus domicilios, si tuviesen a su disposición todo lo necesario para hacerlo de forma digna y sobretodo sin dolor.
Es frecuente que nos avise el equipo de soporte de enfermos paliativos, para solicitar una cama, para un paciente en situación de últimos días. Siempre pregunto si no sería posible hacerlo en su domicilio, las respuestas con múltiples: hay niños en el domicilio, tiene dolor no controlado, disnea…. O simplemente la familia no quiere que suceda en casa. Pero, ¿se le pregunta al paciente lo que quiere o los demás decidimos por él?
Debe ser duro para una persona, ir al hospital sabiendo que va a ocurrir, que debe afrontar la fase final o la agonía, en un medio que puede resulta frio y hostil, lejos de todo aquello que le crea confianza y lejos de su hogar. Rodeado de personal sanitario, que posiblemente de la manera más profesional y humana, intentarán que ese camino sea lo menos duro posible, pero que al fin y al cabo son desconocidos.
En las ocasiones en las que he podido preguntar, siempre han elegido que la muerte suceda en el domicilio, rodeado de los suyos, pero con garantía de hacerlo dignamente.
Nos faltan recursos para dar ésta respuesta, nos faltan medios, muchos proyectos, pero sin un presupuesto detrás. Necesitamos una primaria potente, que pueda acudir a la casa de nuestros pacientes y dispensarle lo que necesiten allí, sin necesidad de derivarlos al hospital porque nadie se hace cargo de un gotero o una perfusión de analgesia. Necesitamos unas Unidades de Cuidados Paliativos que puedan llegar a todas las áreas, sobretodo rurales, no sólo a las capitales de provincia.
Parece ser, que dentro del Contrato Programa del 2018, se va a apostar por las Unidades de Cuidados Paliativos y por una Atención Primaria de calidad, espero que sean algo más que bonitos proyectos.
Estoy segura, que en mi área ayudaremos en todo lo que esté en nuestras manos para que sea una realidad y podamos hacer que las personas tengan una muerte digna en su domicilio, si así lo desean.
Enhorabuena por tu Post, me ha gustado leer y reflexionar sobre el tema.
Quiero felicitaros a las dos por los comentarios tan acertados que habéis hecho y yo voy a aportar una historia real, cuando llegado el momento decisivo no se hallan respuestas.
ResponderEliminarNos trasladamos al puente de la constitución/ Inmaculada. Una paciente que tras alta hospitalaria por estabilización de su EPOC y varios días de mala evolución en el domicilio, durante el fin de semana, se encuentra en situación de sedación. La familia no ha tenido ninguna información sobre cómo proceder y sólo una hija (yo), como enfermera comunitaria, decide tomar la iniciativa.
Acudo al servicio de urgencias del centro de salud con el informe de alta hospitalaria demandando asistencia y sedación, si es considerado oportuno. Cuando expongo su situación no solo nadie acude a valorarla, sino que le prescriben un tratamiento vía oral. Como dicho tratamiento no controla los síntomas refractarios, decido trasladarme al hospital donde ha estado ingresada recientemente, con la suerte de estar de guardia el médico que la llevaba durante su ingreso. Solicito cuidados paliativos en el domicilio, y se me expone que debido a la fecha en que nos encontramos no es posible derivación hasta pasado el puente. Él me oferta la posibilidad de un traslado en ambulancia al hospital para iniciar la sedación. Tras explicarle la situación en que se encuentra, y gracias a la buena predisposición del médico, consigo que me proporcionen material para llevar a cabo yo misma la sedación en el domicilio. Finalmente mi madre fallece sedada y en su domicilio.
Cuento esta historia para que seamos conscientes de que aunque nos encontramos en una Comunidad Autónoma que oferta Cuidados Paliativos, aún es complicado a veces, morir dignamente fuera del ámbito hospitalario, que la sedación domiciliaria aún precisa mucha aceptación no solo por parte de los usuarios, sino también de los mismos profesionales, y que finalmente esto se pudo resolver porque en la familia alguien supo cómo proceder y encontró a alguien dispuesto a escuchar y ayudar. Pero esto no siempre es así.
Querida Aurora, enhorabuena por tu artículo. Como dices, es muy importante definir los conceptos para que todos hablemos el mismo lenguaje, y podamos debatir para alcanzar consensos, especialmente en temas tan delicados como los escenarios de toma de decisiones al final de la vida.
ResponderEliminarHay bastante consenso en definir la eutanasia como aquellas actuaciones que cumplen las siguientes condiciones:
- Producen la muerte de los pacientes, es decir, que la causan de forma directa mediante una relación causa-efecto única e inmediata.
- Se realizan a petición expresa, reiterada en el tiempo, e informada de los pacientes en situación de capacidad.
- En un contexto de sufrimiento, entendido como "dolor total", debido a una enfermedad incurable que el paciente experimenta como inaceptable y que no ha podido ser mitigado por otros medios, por ejemplo mediante cuidados paliativos.
- Son realizadas por profesionales sanitarios que conocen a los pacientes y mantienen con ellos una relación clínica significativa.
Cuando, en este contexto, la actuación del profesional se limita a proporcionar al paciente los medios imprescindibles para que sea él mismo quien se produzca la muerte, se habla de suicidio médicamente asistido o suicidio asistido sin más.
Finalmente, como la opinión de los sectores más conservadores dentro de la Iglesia Católica, suelen posicionarse en contra de estos escenarios, quizás convenga recordar lo que escribió Tomás Moro. Fue beatificado en 1886 y canonizado en 1935, por la Iglesia católica, que lo considera un santo y mártir. Pues bien, en su obra Utopía, escribe:
“Tratan [en Utopía] a los enfermos con grandes cuidados, sin omitir medicinas ni alimentos capaces de devolverles la salud. Acompañan a los incurables, les dan conversación y les proporcionan, en una palabra, cuanto sea susceptible de aliviar su mal. Si se trata de una enfermedad sin remedio y de continuo dolor, los sacerdotes y magistrados hacen ver al paciente que, pues ya es inútil para los trabajos de la vida, molesto para los demás y una carga para sí mismo, no quiera alimentar por más tiempo su propia peste y corrupción; que siendo su vida un tormento no vacile en morir, antes tenga esperanza de librarse de una vida semejante, como de un potro o tormento, dándose la muerte o consintiendo que otro se la dé; persuádenle a que así obrará sabiamente, a que la muerte será no un mal, sino el término de sus suplicios, y a que siendo éste el consejo de los sacerdotes, intérpretes de la voluntad divina, obrará de manera santa y piadosa.”
Evitemos los cursos extremos de acción, y deliberemos con prudencia en busca del curso intermedio de acción, que respete el mayor número de valores en juego.
Besos.